El Señor Gaurasundara, la divina morada del amor
Sri Sri Premadhama - deva stotra
El Señor Gaurasundara, la divina morada del amor
Todas la glorias, todas las glorias a mi hermoso y dorado Señor Gaurasundara, la divina morada del amor puro. Los semidioses, los místicos, los salvacionistas, los yogis y los devotos puros del Señor Krsna, todos ellos cantan constantemente en Su alabanza. Él remueve al instante las miserias de todas las almas torturadas, quienes están siendo abrasadas por el calor de sus propios pecados y, en consecuencia, están consumiéndose incesantemente en el gran fuego del bosque del mundo material. Bendito sea el Señor, quien es un vasto océano de generosidad divina y la morada de los dulces néctares de los Santos Nombres de Krsna.
La bella Forma del Señor Gaurasundara
El lustre de Su hermoso cuerpo es más resplandeciente que un millón de brillantes espejos de oro. La fragancia de Su cuerpo es de una dulzura tal, que los aromáticos lotos y las flores de parijata ofrecen humildemente sus oraciones en adoración. Millones de cupidos, golpeados en su orgullo, han caído desmayados a Sus pies de loto, incapaces de soportar la visión de Su belleza sin paralelo. Sus miembros se vivifican con los humores de amor del rasa que emergen y fluyen continuamente de Su bella forma. Yo canto con gran deleite las glorias infinitas de mi dulce Señor, mi dorado Gaurasundara, la única morada divina del amor puro.
Su descenso
Él se expande como la potencia quíntuple del Pañca-tattva con la finalidad de facilitar la libre distribución de los Santos Nombres de Krsna, conducentes al logro del Krsna-prema, la quinta meta. Él descendió a la tierra con toda Su opulencia, equipado plenamente con armas divinas en Sus brazos trascendentales y acompañado por Sus asociados. El mismo Supremo Señor Syamasundara, apareció como Gaurasundara, danzando y cantando los Santos Nombres en éxtasis por la calles de Nadiya, como si fuera un habitante ordinario. Yo canto con gran deleite las glorias infinitas de mi dorado Gaurasundara, mi dulce Señor, la única morada divina del amor puro.