Él comenzó a recitar

Él comenzó a recitar

Abrazando el cuello de Sri Svarupa Damodara, Él comenzó a recitar, muy tristemente los lamentos expresados por Srimati Radharani cuando Krsna partió para Mathura. Él saboreó las emociones de dolor y desesperación experimentadas por Radharani a causa de los intensos sentimientos de separación por Krsna. El Señor, con el corazón apesadumbrado, continuó describiendo las realizaciones que experimentó estando absorto en esos pasatiempos transcendentales, los cuales son como sueños para los advenedizos. Yo canto con gran deleite las glorias infinitas de mi hermoso Señor Gaurasundara, mi Señor Dorado, la divina morada del amor puro. 

Los síntomas  del amor divino

Los síntomas óctuples del amor divino (satvika) realzaban la belleza de Su cuerpo trascendental. Algunas veces sucedía que Sus miembros se retraían dentro de Su cuerpo al igual que los de una tortuga; en otras ocasiones, Su cuerpo se alargaba con los miembros flácidos y fuera de sus junturas. Algunas veces Su cuerpo solía estar tan suave como una flor de loto y a menudo Su piel se tornaba roja o amarilla o se veía embellecida por el puro y blanco matiz de la flor de mallika (jazmín). Yo canto con gran deleite las glorias infinitas de mi hermoso y dorado Señor Gaurasundara, la divina morada del amor puro.

Se abalanzó en la entrada del templo de Jagannatha

El Señor, sintiéndose muy confundido y acongojado a causa de las emociones producidas por la separación, se abalanzó en la entrada del templo de Jagannatha. Sobrecogido allí por un gran sentimiento de separación, cayó repentinamente al piso, donde yació con Su cuerpo convertido en una extraña forma contraída, la cual semejaba a la de Kurmadeva, la encarnación tortuga. Él fue rodeado por vacas telangi que habían sido atraídas por la divina fragancia que emanaba de su cuerpo. Yo canto con gran deleite las glorias infinitas de mi hermoso y dorado Señor Gaurasundara, la divina morada del amor puro. 

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